FESTIVIDAD DE HALLOWEEN.
La fiesta de Halloween tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandes antiguo y significa “fin del verano”. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta, y era considerada como el “Año nuevo”, que comenzaba con la estación oscura. Los antiguos celtas creían que la línea que une este mundo con el “Otro Mundo” se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto buenos, como malos) pasar a través. Era el momento de hacer balance de los suministros de alimentos y del ganado preparándose para el invierno, las hogueras desempeñaban un papel importante, en cada hogar se apagaban todos los fuegos dejando uno solo encendido en la chimenea. Los huesos de los animales sacrificados se lanzaban a la hoguera. Cuando tuvo lugar la ocupación romana de los dominios celtas, la festividad fue asimilada por estos, aunque se celebraba los últimos días de octubre y primeros de noviembre, la festividad era conocida como “fiesta de la cosecha”, en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales), se mezclaron de esta forma ambas tradiciones. En una `poca en la que predominaba las festividades “paganas”, los Papas Gregorio III (731-741) y Gregorio IV (827-844) suplantaron esta fiesta por la festividad del Día de Todos los Santos, y fue trasladada de fecha pasando al 1 de noviembre. En 1840, llega esta festividad a Estados Unidos donde queda fuertemente arraigada, los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición durante la Gran hambruna irlandesa, difundiendo la costumbre de tallar los “Jack-o´ -lantern” (calabaza gigante hueca con una vela dentro). Sin embargo, la fiesta no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921, que fue el año que se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota, luego le siguieron otros estados. Dice la leyenda que la noche de Halloween, la puerta que separa el mundo de los vivos del de “más allá” se abre y los espíritus de los difuntos hacen una procesión en los pueblos donde vivían. Entonces visitan las casas de sus familiares, estos para no ser perturbados debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. En España se acostumbraba a poner las velas, ir a Misa de Difuntos y podíamos escuchar en la radio y, los más afortunados en el teatro Don Juan Tenorio de Zorrilla, clásico que recordaba la unión que existe entre los dos Mundos y la cual debemos tener presente. Era una forma de honrar a nuestros antepasados. Carmen.
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