8. DE LOS CUENTOS DE PRINCESAS

El otro día estaba leyéndole a mi hija un libro con cuentos de Disney ( Blancanieves, la Bella Durmiente, Cenicienta...), y en todos siempre terminaba diciendo en algún momento "y entonces, conoció a un príncipe y se enamoraron".
A la quinta vez que me oí repetir esa frase me dije a mí misma "con razón fracasan tantas parejas".

Claro, las niñas que hoy somos mujeres llevamos toda la vida esperando a ver un buen mozo en un caballo blanco. Las listas lo buscan en un Ferrari, por eso de adaptarse a los nuevos tiempos; pero las románticas tontorronas vamos siguiendo por la calle el olor a abono por si es el caballo, que ha ido dejando "regalitos" en la carretera.

Además, el que monta el caballo tiene que ser un príncipe encantador, romántico, atento, juguetón y que te cante serenatas. Vamos una mezcla de Bustamante y el osito de Mimosín. Debe quererte por encima de cualquier cosa, salvarte la vida cuando una manzana envenenada, un duende del bosque maligno o cualquier otra cosa "normal" te deje dormida y por si fuera poco, siempre con un aspecto impecable.

Y así, con ese hombre en tu mente, sales a la calle a buscar pareja, y....seamos realistas....ni caballo, ni serenata, ni leches.

Tenemos que aguantar serenatas sí de ronquidos y goles. Nuestros momentos románticos son en el Ikea y nos suele despertar el despertador. 
Pero aún así, somos felices y comemos perdices. Porque al fin y al cabo, ellos no son príncipes, pero nosotras tampoco somos cenicientas.

Un besote príncipes y princesas. 

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